sábado, 17 de octubre de 2009

Fotografías Eucaristía Inicio de Curso 09-10.

Picar en la imagen.


El 16 de octubre de 2009, los Institutos Diocesanos (Sta. Isabel de Hungría, Santa Catalina y Ntra. Sra. del Pilar) celebraron el inicio del curso 2009/10 en la Catedral. Presidio la eucaristía Monseñor Don Francisco Cases Abreu. El evangelio elegido para la celebración fue el de Mateo 19, 16-22. En el transcurso de la celebración el Sr. Obispo compartió, con los más de 200 asistentes, las siguientes reflexiones:

El sentido de celebrar el inicio de curso en la Catedral es visibilizar que los Institutos son obras de la Iglesia diocesana que se reúnen en la primera Iglesia de la Diócesis.

No lo hacemos bien al 100% pero, desde los Institutos Diocesanos, se quiere ofrecer una manera concreta de ayudar a los adolescentes y jóvenes a crecer como personas, teniendo como referente a Jesús de Nazareth. Él es nuestra fuente de inspiración. Los institutos son institutos cristianos.

Quien responde de los Institutos en último lugar es el Obispo que quiere tomarse su tarea en serio. Existe un interés cada vez mayor de hacer de los Institutos, centros educativos de primer rango.

En estos momentos estamos discutiendo cosas esenciales. Nos preguntamos ¿qué nos está pasando? ¿Por qué caminamos por este camino? ¿Hacía donde vamos? En el trasfondo, a la hora de responder a estas preguntas, cada uno responde desde la forma de ser persona que ha interiorizado. En nuestro contexto hay personas que consideran la educación como una forma de preparar a la gente para triunfar. ¿Qué es el triunfo? Para ellos asumir la cultura del tener y/o disfrutar del momento presente.

El problema es que al igual que la crisis, la factura la pagamos todos pero no todos por igual. La cultura del tener, la búsqueda del disfrute inmediato, la poca valoración que hace de la vida, los fracasos en las relaciones matrimoniales, el drama del aborto, la eutanasia… la pagan, sobre todo los adolescentes y jóvenes. Así, por ejemplo, hemos de ser conscientes del aumento del número de abortos en chicas menores de 15 años, del horror, trauma y marca que han de vivir. Sus primeras experiencias de amor, de dar vida, de vivir la maternidad… concluyen en un aborto.

Jesús de Nazaret es el hombre que sabe amar y ama, que actúa por principios y no por interés; que sabe y nos enseña a perdonar; hombre fiel que mantiene la palabra dada, con criterios y fundamentos sólidos.

La pregunta de la persona que se acerca a Jesús la podemos reformular así: ¿Qué tengo que hacer para ser feliz y hacer feliz a los que me rodean? La respuesta de Jesús es clara: cumple los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y madre, y amaras a tú prójimo como a ti mismo. El hombre, le responde: Lo he hecho, qué me falta. Jesús le responde: Comparte lo que tienes y vente conmigo.

Hoy nos hacemos preguntas de bajo nivel o incluso rehuimos hacerlas diciendo que lo importantes es vivir, no preguntar. Para otros, la pregunta clave es ¿qué tengo que hacer para disfrutar? En cambio, la pregunta en serio es ¿qué tengo que hacer para ser feliz y hacer feliz a los que me rodean?

El texto evangélico concluye revelándonos dos detalles importantes:

El que pregunta es un hombre joven.

El joven se marcho triste porque tenía muchas posesiones. El que lo tiene todo no es feliz. El que es incapaz de desprenderse de lo material no vive en plenitud. La felicidad se logra dándonos y entregándonos a los demás.

Las comunidades educativas de los Institutos Diocesanos tienen que tomarse en serio la tarea educativa, estar unidos en esa tarea, dar gracias a Dios por los Hijos, por lo Padres, por el profesorado, por el alumnado, por el personal no docente y clamar:

¡¡¡Señor, ayúdanos a crecer como Personas felices, haciendo felices a todos y a todas!!!